La Aldea Del Sur <$BlogRSDUrl$>

quinta-feira, março 31, 2005

AMB LES MANETES PLENES D'AIGUA


Tenia les manetes plenes d'aigua, de l'aigua dolça que va agafar del llac. Observant el seu reflexa en ella, va començar a deixar-la caure, gota a gota, per poder mirar-se en la poca claredat que donava la seva superfície llisa.

La primera gota, pensà, serà l'any que vaig passar a la ciutat, envoltada dels bohemis que em van ensenyar el significat de paraules que, amb tanta facilitat, es destrueixen sense adonar-nos-en, tals com Problema, o Llibertat.

La segona gota, serà per les passes que vaig fer al camí de tornada a casa, que em recordaren a les primeres que vaig fer d'anada, prohibint-me tornar mai més.

La tercera gota, serà per aquell petó als llavis que mai em vas donar, però que encara em crema a la pell.

La quarta, a la mirada que em va dir "tranquil•la, respira fons i tanca els ulls", d'aquella desconeguda del carrer gran.

La cinquena, d'aquell mos de xocolata negre que em va semblar que desfeia el temps.

La sisena, d’una paraula que, encara que no aconsegueixo recordar, em fa xisclar les oïdes.

La setena, per la primera gota que no em deixa parar de comptar.

La vuitena, per un silenci que vaig fer.

Així com la novena, per un silenci que hauria d’haver fet.

I la desena, per aquelles paraules que penso i que no dic, les carícies que imagino i que no faig, i per les mirades que tinc tatuades a la pell esperant que vinguis i les recullis, com l’aigua que retenc a les meves mans.


segunda-feira, março 28, 2005

Las Mitades


-Quiero que me cuentes esa historia en la que cada uno tenía una mitad.
-Esa historia ya la sabes. No prefieres que te cuenta otra.
-No.
-Pero es que te la he contado más de mil veces.
-Pues cuéntamela mil una.

-Ya sabes la historia.


“Al principio de los tiempos antes de que hubiera agua, aire tierra, antes de que existieran peces, aves o insectos, incluso antes de que existeria la luz o el viento, las personas no eran dos mitades, si no que dos, eran una. Cada uno era dos corazones, dos cabezas, cuatro brazos, y cuatro pies; dos sonrisas, dos miradas, y el doble de palabras que se fundían con los ecos. Todo el mundo era dos.

Daba igual si esos dos eran iguales o diferentes, blancos o negros, o azules y marrones. Eso no importaba. Lo que de verdad importaba, era que se debía recordar cada una de las partes de tu cuerpo antes de bajar a vivir. Eso era importante, pues una vez nacías, no siempre aterrizabas con todas tus partes junto a ti, así pues, debías andar buscándolas (a veces, hasta sin saber que las buscabas). A veces las encontrabas, pero otras veces, debías esperar un tiempo para juntarte con ellas, o incluso ni las llegabas a ver nunca. En estas ocasiones, debías volver arriba, y acordar con la parte no encontrada el plan a seguir para coincidir. Si tenías suerte, una vez bajabas, la veías y ya sabías que era ella. Si no era así, volvías para arriba, bajabas, subías y volvías a bajar, tantas veces como fuera necesario. Pero siempre, siempre la encontrabas.

Hay gente que se empeña en no buscar, o en no querer ser encontrado, pero eso no lo decides tu, tan sólo llega. Y cuando llega, y no puedes compartir el aire que respirar, créeme, que notas como te falta una parte.”


Recuerdo un cuento, en un libro que leí (casi, casi puedo asegurar) de un tal señor Miquel Obiols –era uno de los cuentos cortos del libro, me parece--, hace realmente muuuuchos años, que había una, digamos, especie, que cuando se encontraban las dos mitades que hacían el uno, se unían, pero no como un solo ser, sino como con una especie de cintas o algo parecido, como los cordones umbilicales unen a lo fetos de las madres, pero en eso caso (hay que recordar que era un cuento, y que eran “especies”), las cintas salían de todo el cuerpo, pelo, manos, brazos..., para así poder compartir todo: sueño, hambre, alegría, pena, enfado y vida.


Me estiro en la cama.

75 x 190
(supongo, es pequeña medida estandar).
Miro al techo.
Ocupo, a lo mucho, unos 50 centímetros, cómodamente.
Sobran 25 centímetros.
Los cojines.
Me ocupan 20 cenímetros.
Sobran 5 centímetros.
Sólo 5.
5 centímetros.
Pero aún así.

Pero que ancha esta sin ti.


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